domingo, 15 de junio de 2014

Receptores de la piel


La piel permite la percepción de muy finas e innumerables sensaciones, entre ellas las de contacto, 
presión, temperatura y dolor.
Estas sensaciones son producidas por estímulos que llegan a nuestra piel a través de sus células
receptoras.
Cabe señalar que cada centímetro cuadrado de superficie cutánea contiene unos 500 receptores
sensoriales, y que distintos receptores intervienen para las sensaciones táctiles, térmicas o
dolorosas.
Los receptores que determinan la sensación de contacto son los corpúsculos de Meissner.
Están especializadas en el tacto fino, permitiéndonos captar la forma y el tamaño de los objetos,
 y distinguir entre lo suave y lo áspero. Se ubican en la zona superficial de la piel, especialmente
en la lengua, los labios, las palmas de las manos, las yemas de los dedos y en las plantas de los
pies. Estas sensaciones táctiles se agudizan cuando una persona se encuentra a oscuras y, con
mayor razón, en las personas no videntes, llamado sentido estereognóstico (capacidad de
apreciar los menores relieves: alfabeto Braille, monedas, etc.).
Los corpúsculos de Pacini son los receptores encargados de percibir el grado de presión que
sentimos; nos permiten darnos cuenta del peso y de la consistencia de los objetos, y apreciar si
estos son duros o blandos. Están ubicados en la zona profunda de la piel, sobre todo en los dedos
de las manos y de los pies, pero son poco abundantes.
Los corpúsculos de Ruffini perciben los cambios relacionados con el alza de temperatura. Es
decir, si la temperatura de un cuerpo es mayor que la nuestra -la normal oscila entre los 36° y
los 37° C- se origina una sensación de calor. Los corpúsculos de Ruffini se encuentran en la zona
más profunda de la dermis y en la hipodermis, principalmente en las manos y en los pies. En tanto,
los corpúsculos de Krause, ubicados en la parte profunda de la hipodermis, son los encargados
de registrar la sensación de frío, que se produce cuando tocamos un cuerpo o entramos a un espacio
que está a menor temperatura que nuestro cuerpo.
Las distintas sensaciones del tacto son transmitidas por estos receptores (corpúsculos) a la corteza
cerebral, específicamente, a la zona ubicada detrás de la Cisura de Rolando.
El dolor es percibido a través de sus propios receptores, llamados álgidos, que son terminaciones 
libres intradérmicas, distribuidas por todo el cuerpo en el tejido celular subcutáneo y en la parte
más profunda de la epidermis. El dolor se produce cuando la temperatura está bajo los 0° C o por
sobre los 70° C , cuando hay una presión excesiva o una herida en la piel. Así, cuando las células de
la piel son dañadas y, por lo tanto estimuladas, envían un mensaje al cerebro, el cual comienza a
segregar endorfinas que actúan como verdaderos analgésicos, bloqueando el dolor.





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